En Diciembre

Un cielo cubierto, metálico e intenso, que no parecía decidirse entre un rayo de luz o una oscuridad adelantada de hora.
Se sucede la tarde monótona, con la travesía de idas y venidas en automóviles de todo tipo.
En el puerto trabajo lento, el paisaje de una campiña de casas que fueron de pescadores, al fondo las luces que se van encendiendo, en una ciudad no tan alejada.
Amenaza lluvia la tarde, a la espera mi mirada tras los cristales.
La segunda planta del hospital es un murmullo, cada habitación con sus habitantes, y se llevan por el pasillo la merienda, se queja mi madre de que el café no la deja dormir, pero es descafeinado.
Qué pasen rápido estos días, decimos.
De qué hablar hoy otra vez; el calor que hace aquí dentro, el médico simpático, aquella historia de hace mil años. Silencio. De nuevo a la ventana.  Va a llover. Paraguas de colores. Qué falta hace esta bendita lluvia.
El cielo plomizo, el autobús ya se va, damos otro paseo con cuidado.
La vida lucha por serlo en cada paciente, el pesar parece esconderse, y es mejor dejarlo atrás.





                                                        Fotografías de la autora.
                                                      El Musel, desde el Hospital
                                                                  de Jove, Gijón





Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Cuanta razón tienes hermana...el hospital de joven nos vio nacer y también como se alegaba de nuestras vidas un ángel..pero el sigue ahí,como tú bien dices viendo pasar la vida de las personas unas tristes,otras alegres,todo lo qué haces están bonito querida hermana..sabes como llegar al alma,eres tan increíble����
Mamen ha dicho que…
Qué puedo decirte.......

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